jueves, 15 de septiembre de 2011

Costos ocultos de la producción de energía. La muerte.

Por: José Fernando Isaza

Casi la totalidad de los científicos coincide en que una causa del calentamiento global es la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero de origen antrópico.

Esto ha renovado el interés en la energía nuclear para generar electricidad, ya que no se produce anhídrido carbónico; pero sí plutonio, materia prima para producir bombas nucleares.

Los accidentes en Three Mile Island, en 1979, en Chernobyl, en 1986, y en Fukushima, por el tsunami del 2011, han obligado a modificar las políticas de sustitución de energías fósiles por energía atómica. Las fallas en una central nuclear pueden enviar a la atmósfera nubes radiactivas con efectos inmediatos para la vida y con daños al sistema inmunológico. Con razón, las comunidades se oponen a la instalación en su entorno de centrales que empleen combustible radiactivo.

La producción de energía tiene costos ocultos para la salud y muertes producidas por accidentes. Periódicamente se producen estudios que buscan cuantificar estos costos. Los mayores están asociados a la generación térmica con carbón. Este hecho tiene una gran significación para la economía colombiana que está consolidándose como exportadora de minerales, en particular de carbón.

Un estudio de la facultad de Medicina de Harvard, del 2011, estima los costos ocultos de producción de carbón: aumento de enfermedades respiratorias, alergias, accidentes en la minería, emisión de contaminantes y de mercurio y costos climáticos, por un valor de entre 9 y 27 centavos de dólar ($162 y $486) el kilovatio-hora. Estas cifras son superiores a las tarifas de venta al por mayor de la energía eléctrica en Colombia. El estudio recuerda que la combustión de carbón para producir un kilovatio-hora genera un 50% más de anhídrido carbónico que si éste se produjera con fuel oil y dos veces más que si se trabaja con gas natural.

La edición de septiembre de 2011 de Scientific American presenta una investigación del Instituto Paul Scherrer de Suiza. Tras analizar 1.800 accidentes en sistemas de producción de energía ocurridos en el mundo, concluye que el costo en vidas de éstos, medido para la misma generación de kilovatios, es 16 veces mayor si se usa carbón que si se hace con energía nuclear. La generación convencional más segura es la hidroeléctrica, 44 veces menos muertes que con carbón. Las energías no convencionales —como la eólica— tienen menos riesgos que la hidráulica.

Aplicando estos resultados al sistema eléctrico colombiano, el número esperado de accidentes fatales sería del orden de 90 en generación hidráulica y de 1.980 en térmica. Estos valores incluyen la extracción, transporte y generación. El informe señala, adicionalmente, que la mayor parte de los costos humanos en generación por carbón no son los accidentes, sino las enfermedades producidas por la polución. En el caso de la hidroelectricidad, la mayor parte de los accidentes fatales se produce en la etapa de generación; por el contrario, en la generación térmica se producen en las etapas de distribución y transporte. La sociedad acepta más fácilmente un riesgo distribuido, como el inherente a la generación térmica con combustibles fósiles, así sea acumulativamente mayor que uno concentrado, como en un accidente de una planta nuclear.

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