Siete utopías para un mundo mejor from Monde diplomatique en español on Vimeo.
Este bloque plantea temas de nuestra realidad nacional e internacional, que cada dia merecen la reflexión y el analisis, de tal manera que seamos parte de una masa crítica cualificada y lograr ser interlocutores válidos ante cualquier instancia.
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miércoles, 13 de julio de 2011
lunes, 25 de octubre de 2010
Las razones ocultas de la crisis en Ingeominas
Las razones ocultas de la crisis en Ingeominas
Varios documentos revelan que detrás del reciente retiro de Mario Ballesteros Mejía, director del organismo, hay una historia oculta de presunto tráfico de influencias.
Lunes 25 Octubre 2010
El miércoles 6 de octubre, el presidente Juan Manuel Santos le pidió al ministro de Minas, Carlos Rodado, que aceptara cuanto antes la renuncia protocolaria presentada por el director de Ingeominas, Mario Ballesteros Mejía. El mandatario y el Ministro estaban molestos porque el funcionario se había negado a acudir a un debate de control político en la Cámara de Representantes en el que habría cuestionamientos sobre temas sensibles como la liquidación de regalías pagadas por compañías multinacionales, seguridad en las minas y caos en el sistema de catastro minero.
“Renunciado como estoy, no pienso ir a recibir palo en el Congreso”, les confió Ballesteros a algunos de sus subalternos. Según ellos, su jefe estaba inquieto después de haber recibido un amplio cuestionario enviado por la representante Lucero Cortés, promotora del debate, en el que ella indagaba particularmente sobre la manera como se estarían negociando, en condiciones aparentemente desfavorables para la Nación, las prórrogas de las concesiones con compañías que explotan los principales yacimientos de carbón y níquel en el norte del país.
Fuentes de la Casa de Nariño y del Ministerio le dijeron a Dinero que lo que más molestaba al Gobierno era que, con esa actitud, Ballesteros enviaba el mensaje de que el Gobierno estaría tratando de eludir responsabilidades. En el preámbulo del debate el Presidente ya tenía conocimiento de que el director y algunos de sus funcionarios de mayor confianza pactaban en privado con representantes de empresas multinacionales eventuales prórrogas de la concesión por otros 30 años.
Entre las evidencias recavadas hay un cruce de correos entre ejecutivos de empresas interesadas en las concesiones subdirector de Fiscalización y Ordenamiento de Ingeominas y el propio Ballesteros . Uno de los mensajes electrónicos, recibido por la entidad oficial el 4 de agosto de 2010, revela que una de las multinacionales preparó el borrador del documento con las condiciones concretas de la prórroga. Una de ellas se relaciona con el aumento del rasero impuesto inicialmente para la liquidación de la regalías. Pese a que el concesionario ofrecía una contraprestación adicional que consistía en darle a la Nación una participación del 4% en la utilidad neta de la empresa, llamaba la atención el hecho de que hubiera redactado todo el documento base de la negociación.
El asunto comenzó a cobrar ribetes de escándalo cuando funcionarios de Ingeominas removidos de sus cargos al no aceptar presiones para moderar los cobros de las regalías adeudadas por algunas de esas empresas hasta la fecha, comenzaron a denunciar lo que ocurría. Documentos obtenidos por Dinero muestran que Ballesteros les restó importancia a los mensajes privados y buscó dejar constancia de que cualquier decisión que se tomara tendría el suficiente soporte. Para ello pidió el concepto de abogados especialistas en contratación y derecho minero.
Sin embargo, sus consultores le advirtieron sobre la posible inconveniencia de plegarse a lo propuesto por el concesionario. En uno de sus conceptos, el experto Carlos Antonio Espinosa Pérez, de la firma de abogados Espinosa y Asociados, advierte que las concesiones no confieren derechos inalienables que den lugar a prórrogas inmediatas y recomendó no acceder a ella “por ser lesiva a los intereses del Estado y legalmente improcedente”.
La controversia coincidió con pugnas internas en Ingeominas, desatadas por la remoción de sus cargos de altos funcionarios que produjeron resoluciones para cobrarles a Cerromatoso y a otras multinacionales millonarias sumas que, según la Contraloría General de la República y Planeación Nacional, eran adeudadas a la Nación como consecuencia de una mala liquidación de las regalías.
Según Gloria del Socorro Arias Pinzón, entonces subdirectora de Fiscalización y Ordenamiento, el pasado 30 de abril José Fernando Ceballos, director del Servicio Minero, quiso obligarla a renunciar después de que ella notificó a una empresa aparentemente morosa la resolución de cobro SFMO No. 2 por $24.892 millones. Asegura que Ceballos modificó la resolución para dejarla prácticamente sin efecto, sin tener atribuciones para ello. Uno de los más graves, de acuerdo con su versión, es que el cobro hacía parte de un plan de cumplimiento establecido por la Contraloría al cabo de un ejercicio de auditoría del que Ingeominas salió mal librada.
El enfrentamiento entre los dos directivos se produjo mientras era relevada de sus funciones habituales la abogada Mélida Andrea Cabezas, integrante del Grupo de Seguimiento y Control, que tenía a su cargo el monitoreo de proyectos que representan más del 90% de las regalías del país.
Pero mientras Ballesteros intentaba apagar la conflagración que se presentaba en ese momento, el 6 de agosto se presentó la renuncia de José Neiza Hornero, que había sucedido a Gloria de Socorro Arias en la Subdirección de Fiscalización. El contenido de la carta de dimisión enviada a Ballesteros revelaba que Neiza se había puesto en trance de rebeldía.
En uno de sus apartes de la carta se lee: “El conocimiento, responsabilidad y experiencia que tengo en la ejecución y fiscalización de los Proyectos de Gran Minería y del Sector Minero, en general, no me permiten atender sus instrucciones, en el sentido de conceptuar favorablemente en la revisión y discusión de las modificaciones a los contratos Nos. 078-88 y 866 suscritos por el Estado con las empresas Drummond Ltda. (y) Cerromatoso S.A., respectivamente, toda vez que, entre otros, no se está cumpliendo con lo dispuesto en la resolución D-546 de 18 de diciembre de 2007, así como con el procedimiento establecido en la guía de Fiscalización de Proyectos Mineros de Interés Nacional (...)”.
Ante los crecientes cuestionamientos en su contra, Ballesteros dijo que no piensa generar controversias públicas y que, si lo requieren los órganos de control, acudirá para explicar la legalidad y juridicidad de todas y cada una de las decisiones que tomó frente al cargo.
Como quiera que sea, Ingeominas queda sometida a la mirada crítica de la opinión en momentos en que el país se prepara para el advenimiento de una bonanza minera que podría suponer un drástico y urgente reordenamiento institucional en el sector
Varios documentos revelan que detrás del reciente retiro de Mario Ballesteros Mejía, director del organismo, hay una historia oculta de presunto tráfico de influencias.
Lunes 25 Octubre 2010
El miércoles 6 de octubre, el presidente Juan Manuel Santos le pidió al ministro de Minas, Carlos Rodado, que aceptara cuanto antes la renuncia protocolaria presentada por el director de Ingeominas, Mario Ballesteros Mejía. El mandatario y el Ministro estaban molestos porque el funcionario se había negado a acudir a un debate de control político en la Cámara de Representantes en el que habría cuestionamientos sobre temas sensibles como la liquidación de regalías pagadas por compañías multinacionales, seguridad en las minas y caos en el sistema de catastro minero.
“Renunciado como estoy, no pienso ir a recibir palo en el Congreso”, les confió Ballesteros a algunos de sus subalternos. Según ellos, su jefe estaba inquieto después de haber recibido un amplio cuestionario enviado por la representante Lucero Cortés, promotora del debate, en el que ella indagaba particularmente sobre la manera como se estarían negociando, en condiciones aparentemente desfavorables para la Nación, las prórrogas de las concesiones con compañías que explotan los principales yacimientos de carbón y níquel en el norte del país.
Fuentes de la Casa de Nariño y del Ministerio le dijeron a Dinero que lo que más molestaba al Gobierno era que, con esa actitud, Ballesteros enviaba el mensaje de que el Gobierno estaría tratando de eludir responsabilidades. En el preámbulo del debate el Presidente ya tenía conocimiento de que el director y algunos de sus funcionarios de mayor confianza pactaban en privado con representantes de empresas multinacionales eventuales prórrogas de la concesión por otros 30 años.
Entre las evidencias recavadas hay un cruce de correos entre ejecutivos de empresas interesadas en las concesiones subdirector de Fiscalización y Ordenamiento de Ingeominas y el propio Ballesteros . Uno de los mensajes electrónicos, recibido por la entidad oficial el 4 de agosto de 2010, revela que una de las multinacionales preparó el borrador del documento con las condiciones concretas de la prórroga. Una de ellas se relaciona con el aumento del rasero impuesto inicialmente para la liquidación de la regalías. Pese a que el concesionario ofrecía una contraprestación adicional que consistía en darle a la Nación una participación del 4% en la utilidad neta de la empresa, llamaba la atención el hecho de que hubiera redactado todo el documento base de la negociación.
El asunto comenzó a cobrar ribetes de escándalo cuando funcionarios de Ingeominas removidos de sus cargos al no aceptar presiones para moderar los cobros de las regalías adeudadas por algunas de esas empresas hasta la fecha, comenzaron a denunciar lo que ocurría. Documentos obtenidos por Dinero muestran que Ballesteros les restó importancia a los mensajes privados y buscó dejar constancia de que cualquier decisión que se tomara tendría el suficiente soporte. Para ello pidió el concepto de abogados especialistas en contratación y derecho minero.
Sin embargo, sus consultores le advirtieron sobre la posible inconveniencia de plegarse a lo propuesto por el concesionario. En uno de sus conceptos, el experto Carlos Antonio Espinosa Pérez, de la firma de abogados Espinosa y Asociados, advierte que las concesiones no confieren derechos inalienables que den lugar a prórrogas inmediatas y recomendó no acceder a ella “por ser lesiva a los intereses del Estado y legalmente improcedente”.
La controversia coincidió con pugnas internas en Ingeominas, desatadas por la remoción de sus cargos de altos funcionarios que produjeron resoluciones para cobrarles a Cerromatoso y a otras multinacionales millonarias sumas que, según la Contraloría General de la República y Planeación Nacional, eran adeudadas a la Nación como consecuencia de una mala liquidación de las regalías.
Según Gloria del Socorro Arias Pinzón, entonces subdirectora de Fiscalización y Ordenamiento, el pasado 30 de abril José Fernando Ceballos, director del Servicio Minero, quiso obligarla a renunciar después de que ella notificó a una empresa aparentemente morosa la resolución de cobro SFMO No. 2 por $24.892 millones. Asegura que Ceballos modificó la resolución para dejarla prácticamente sin efecto, sin tener atribuciones para ello. Uno de los más graves, de acuerdo con su versión, es que el cobro hacía parte de un plan de cumplimiento establecido por la Contraloría al cabo de un ejercicio de auditoría del que Ingeominas salió mal librada.
El enfrentamiento entre los dos directivos se produjo mientras era relevada de sus funciones habituales la abogada Mélida Andrea Cabezas, integrante del Grupo de Seguimiento y Control, que tenía a su cargo el monitoreo de proyectos que representan más del 90% de las regalías del país.
Pero mientras Ballesteros intentaba apagar la conflagración que se presentaba en ese momento, el 6 de agosto se presentó la renuncia de José Neiza Hornero, que había sucedido a Gloria de Socorro Arias en la Subdirección de Fiscalización. El contenido de la carta de dimisión enviada a Ballesteros revelaba que Neiza se había puesto en trance de rebeldía.
En uno de sus apartes de la carta se lee: “El conocimiento, responsabilidad y experiencia que tengo en la ejecución y fiscalización de los Proyectos de Gran Minería y del Sector Minero, en general, no me permiten atender sus instrucciones, en el sentido de conceptuar favorablemente en la revisión y discusión de las modificaciones a los contratos Nos. 078-88 y 866 suscritos por el Estado con las empresas Drummond Ltda. (y) Cerromatoso S.A., respectivamente, toda vez que, entre otros, no se está cumpliendo con lo dispuesto en la resolución D-546 de 18 de diciembre de 2007, así como con el procedimiento establecido en la guía de Fiscalización de Proyectos Mineros de Interés Nacional (...)”.
Ante los crecientes cuestionamientos en su contra, Ballesteros dijo que no piensa generar controversias públicas y que, si lo requieren los órganos de control, acudirá para explicar la legalidad y juridicidad de todas y cada una de las decisiones que tomó frente al cargo.
Como quiera que sea, Ingeominas queda sometida a la mirada crítica de la opinión en momentos en que el país se prepara para el advenimiento de una bonanza minera que podría suponer un drástico y urgente reordenamiento institucional en el sector
domingo, 4 de abril de 2010
¿Mineria Sostenible?
Opinión| 30 Mar 2010
¿Minería Sostenible?
Por: Juan Pablo Ruiz Soto
EN ESTE MOMENTO DE LA HISTORIA de Colombia, cuando la minería es eje de la propuesta económica del Gobierno y cuando las concesiones mineras tanto a nacionales como a extranjeros se han multiplicado por todo el territorio nacional, vale preguntarse si es posible la minería sostenible, cómo puede relacionarse la minería con el desarrollo sostenible o si la minería solo significa extración y agotamiento de la base de recursos naturales sin beneficio local y con importantes impactos ambientales negativos.
La minería sostenible no existe. Por definición es la extración de recursos naturales no renovables y esto niega la posibilidad de una minería sostenible. Esto no significa que no existan diversas formas de hacer minería, unas de alto impacto, por su efecto destructivo sobre el medio social y natural, y otra de bajo impacto. Cosa distinta al impacto ambiental del proceso extractivo es lo que se hace con los recursos económicos que surgen de la actividad minera y cómo éstos se relacionan o no con actividades de desarrollo humano sostenible. Países con similares riquezas mineras generan procesos de desarrollo completamente distintos, que dependen del uso que se da a las rentas mineras, y construyen, o no, la posibilidad de apalancar el desarrollo sostenible con recursos provenientes de actividades extractivas.
Poseer recursos minerales y hacer uso de ellos, no es per se una actividad negativa. Al contrario, puede ser fuente de riqueza y apoyar el bienestar humano sostenible. Muchos de los países nórdicos han basado su desarrollo económico y social en el hallazgo y explotación de recursos mineros. Otros, por el contrario, han generado destrucción y conflicto social, como en Papua Nueva Guinea con la explotación de la mina de oro a cielo abierto más grande del mundo, que para las comunidades locales solo ha generado destrucción, aislamiento y pobreza. Nuestro vecino Venezuela, históricamente, desde mucho antes que Chávez, ha explotado sus recursos mineros para incrementar su consumo y muy poco para invertir en la formación de capital humano y productivo. No ha priorizado la planificación económica y social de largo plazo para garantizar su desarrollo como sí lo han hecho países como Suecia y Finlandia entre otros. En América Latina, Chile por lo menos tiene una regla fiscal que le permite ahorrar cuantiosos recursos durante los boom mineros para gastarlos en las épocas de vacas flacas.
El efecto de la minería depende de cómo se realice la actividad y cómo se enmarque en una propuesta de política económica y social de largo plazo. Dado que los recursos mineros al ser explotados se agotan, los beneficios de su explotación deben programarse a largo plazo.
A nivel nacional y regional, el ordenamiento ambiental es una herramienta que permite armonizar el desarrollo minero con el de otros sectores económicos y sociales. En muchos casos, si hacemos minería estamos destruyendo recursos naturales y valores sociales de gran importancia. Este parece ser el caso de la explotación minera que está en trámite en el Distrito de Manejo Integrado (DMI) del Salto del Tequendama, al cual se oponen los pobladores de los municipios que forman parte de él. La evaluación ambiental y social que se exige para tramitar la licencia minera debe validar o negar la explotación del recurso natural no renovable.
Las regalías son una forma de redistribución de los beneficios de la minería, pero en muchos casos la ubicación o el procedimiento mediante el cual se adelanta la minería puede significar un costo social y económico negativo mayor que los beneficios de la actividad minera.
La legislación colombiana tiene herramientas jurídicas que permiten negar o revocar una licencia minera, si se demuestra que su impacto ambiental y social así lo amerita. Esto es lo que puede suceder en el DMI del Tequedama, donde los valores ecológicos, paisajísticos, sociales y económicos pueden verse destruidos por una actividad minera mal ubicada. Este es un caso donde se pone a prueba el mandato institucional que tiene al CAR de propender, como dice la ley 99 de 1993, por el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente.
Hay minería de minería y el reto queda planteado, no solo para las autoridades ambientales, sino también para las organizaciones sociales y las autoridades locales que tienen cómo actuar con contundencia legal en la defensa de sus legítimos intereses.
Juan Pablo Ruiz Soto
¿Minería Sostenible?
Por: Juan Pablo Ruiz Soto
EN ESTE MOMENTO DE LA HISTORIA de Colombia, cuando la minería es eje de la propuesta económica del Gobierno y cuando las concesiones mineras tanto a nacionales como a extranjeros se han multiplicado por todo el territorio nacional, vale preguntarse si es posible la minería sostenible, cómo puede relacionarse la minería con el desarrollo sostenible o si la minería solo significa extración y agotamiento de la base de recursos naturales sin beneficio local y con importantes impactos ambientales negativos.
La minería sostenible no existe. Por definición es la extración de recursos naturales no renovables y esto niega la posibilidad de una minería sostenible. Esto no significa que no existan diversas formas de hacer minería, unas de alto impacto, por su efecto destructivo sobre el medio social y natural, y otra de bajo impacto. Cosa distinta al impacto ambiental del proceso extractivo es lo que se hace con los recursos económicos que surgen de la actividad minera y cómo éstos se relacionan o no con actividades de desarrollo humano sostenible. Países con similares riquezas mineras generan procesos de desarrollo completamente distintos, que dependen del uso que se da a las rentas mineras, y construyen, o no, la posibilidad de apalancar el desarrollo sostenible con recursos provenientes de actividades extractivas.
Poseer recursos minerales y hacer uso de ellos, no es per se una actividad negativa. Al contrario, puede ser fuente de riqueza y apoyar el bienestar humano sostenible. Muchos de los países nórdicos han basado su desarrollo económico y social en el hallazgo y explotación de recursos mineros. Otros, por el contrario, han generado destrucción y conflicto social, como en Papua Nueva Guinea con la explotación de la mina de oro a cielo abierto más grande del mundo, que para las comunidades locales solo ha generado destrucción, aislamiento y pobreza. Nuestro vecino Venezuela, históricamente, desde mucho antes que Chávez, ha explotado sus recursos mineros para incrementar su consumo y muy poco para invertir en la formación de capital humano y productivo. No ha priorizado la planificación económica y social de largo plazo para garantizar su desarrollo como sí lo han hecho países como Suecia y Finlandia entre otros. En América Latina, Chile por lo menos tiene una regla fiscal que le permite ahorrar cuantiosos recursos durante los boom mineros para gastarlos en las épocas de vacas flacas.
El efecto de la minería depende de cómo se realice la actividad y cómo se enmarque en una propuesta de política económica y social de largo plazo. Dado que los recursos mineros al ser explotados se agotan, los beneficios de su explotación deben programarse a largo plazo.
A nivel nacional y regional, el ordenamiento ambiental es una herramienta que permite armonizar el desarrollo minero con el de otros sectores económicos y sociales. En muchos casos, si hacemos minería estamos destruyendo recursos naturales y valores sociales de gran importancia. Este parece ser el caso de la explotación minera que está en trámite en el Distrito de Manejo Integrado (DMI) del Salto del Tequendama, al cual se oponen los pobladores de los municipios que forman parte de él. La evaluación ambiental y social que se exige para tramitar la licencia minera debe validar o negar la explotación del recurso natural no renovable.
Las regalías son una forma de redistribución de los beneficios de la minería, pero en muchos casos la ubicación o el procedimiento mediante el cual se adelanta la minería puede significar un costo social y económico negativo mayor que los beneficios de la actividad minera.
La legislación colombiana tiene herramientas jurídicas que permiten negar o revocar una licencia minera, si se demuestra que su impacto ambiental y social así lo amerita. Esto es lo que puede suceder en el DMI del Tequedama, donde los valores ecológicos, paisajísticos, sociales y económicos pueden verse destruidos por una actividad minera mal ubicada. Este es un caso donde se pone a prueba el mandato institucional que tiene al CAR de propender, como dice la ley 99 de 1993, por el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente.
Hay minería de minería y el reto queda planteado, no solo para las autoridades ambientales, sino también para las organizaciones sociales y las autoridades locales que tienen cómo actuar con contundencia legal en la defensa de sus legítimos intereses.
Juan Pablo Ruiz Soto
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